En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Señor Jesús,
Ha llegado el momento de reposar. Te doy infinitas gracias por este día que termina, por la vida, por el trabajo, por la salud y por todas las alegrías y desafíos que me han ayudado a crecer.
Ahora, en la quietud de la noche, examino mi corazón en tu presencia. Perdóname, Señor, si hoy no he sabido amarte como debía; si he sido egoísta, impaciente o descuidado con mis palabras y acciones. Concédeme la gracia del arrepentimiento sincero.
Te ofrezco mi cansancio y mis preocupaciones. En tus manos pongo mis proyectos, mis esperanzas y a todas las personas que llevo en mi corazón: mi familia, mis amigos y aquellos que sufren. Cúbreles con tu manto de amor.
Ángel de mi Guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. Ilumina mi mente mientras duermo para que pueda descansar en paz.
Que mi sueño sea un acto de confianza y abandono en tu Divina Providencia. Que al despertar, mi primer pensamiento sea para Ti y que pueda comenzar un nuevo día con renovado fervor y deseo de servirte mejor.
Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Amén


